Los adolescentes, por definición, son personas que adolecen. Esta noción tan romántica del término adolescencia puede resultar algo exagerada, pero sin duda conocemos que esta etapa conlleva grandes cambios y una gestión emocional compleja sobre los mismos.
Para los adolescentes, esta etapa está marcada por cambios fisiológicos que en muchas ocasiones rechazan y una reiterada búsqueda de identidad (algo que probablemente de adultos entenderán que nunca termina).
Los adultos que conviven con adolescentes también han de modificar su rol: comienza una etapa de «nido semivacío». Perdemos de vista al ser pequeñito y dependiente del que hemos cuidado durante años y nos encontramos a un/a joven con un nuevo cuerpo, nuevos intereses y distinta forma de sentir y pensar. A partir de ahora se discutirán nuevos temas en la mesa.
En mi consulta (psicología infantil y adolescente) aparecen nuevos temas a trabajar:
Existe un leit motiv en las relaciones de familia: Los adolescentes se debaten entre unas ganas intensas de hacerse «mayores» y el miedo que da dejar de ser un niño. Sus padres les acompañan en este proceso de cambio, pero también se sienten bloqueados ya que sienten lo mismo.
Algunos de los temas más tratados en consulta psicológica con adolescentes son los siguientes (y si tienes un/a hijo/a seguramente te reconozcas en algunos de ellos):
- Relaciones interpersonales: Comunicación y relación de apego en el hogar, adhesión a nuevos grupos de amistades, primeras relaciones emocionales y sexuales.
- Apariencia: Ropa, peinado, aseo, simbología y estética acorde a determinadas ideologías y preferencias…
- Autocuidado: Hábitos saludables y no saludables, como conductas alimentarias de riesgo, consumo de tóxicos (alcohol, tabaco u otras sustancias), práctica de ejercicio, aseo y cuidado personal -estrechamente ligado a los cambios morfofisiológicos, como el cuidado del acné o la depilación).
- Toma de decisiones: Elecciones como las relacionadas con los primeros empleos o próximos estudios, o el abandono del hogar familiar.
- Gestión emocional: Nuevas formas de enfrentarse a los conflictos y expresar las emociones. Cambios en la forma de expresión verbal, en las vivencias emocionales y en el umbral de tolerancia a los cambios.
La forma de relacionarse entre padres e hijos se modifica drásticamente: cambian los temas de conversación, los motivos de disputa, las formas de expresarse apego. Surgen los «si tan mayor eres para algunas cosas, también lo eres para arreglar tu cuarto» y los «déjame en paz, no hay quien te aguante».
Si la adolescencia conlleva dolor, este también es sentido por mamá y papá.
Por ello, planteo como parte fundamental en mi trabajo el acompañar a todos los miembros de la familia en este proceso de cambio. Madres y padres han de comprender que el adolescente quiera tomar cierta distancia respecto a ellos y a su propio yo anterior. También el hijo adolescente debe entender que sus padres aun no se hayan acostumbrado a la nueva vida en casa.
Algo que con frecuencia se repite es la duda sobre dependencia/autonomía. Un ejemplo de una situación muy habitual es el del uso del móvil: Muchos padres asumen y quieren que sus hijos adolescentes tengan su propio teléfono móvil (muestra de autonomía) sin embargo, se debaten en el control que ejercer sobre el mismo (dependencia).
Para cada familia, contamos con unas herramientas diferentes en función de las cuales gestionar estas situaciones tan cotidianas y que a menudo pueden volverse incómodas en la convivencia.
Animamos a mejorar esos aspectos que obstaculizan la convivencia y a que sintáis la adolescencia como una etapa bonita y llena de preciosos recuerdos. 🙂
Olga Trillo Lodeiro.